En la noche del 7 de febrero de 1819, jugando los oficiales españoles prisioneros en San Luis con don Vicente Dupuy, teniente gobernador, y habiendo perdido éste algún dinero, echó en seguida mano del que tenía delante de sí el coronel Rivero, quien reprendió agriamente el hecho, y a pesar de las instancias de los concurrentes dio un bofetón a Dupuy, cuyos amigos, lo mismo que algunos españoles echaron mano de las armas que había en la habitación. El tumulto que resultó de aquí alarmó la guardia, y los prisioneros españoles, temiendo las consecuencias de este lance, entregaron las que habían tomado, y pidieron perdón a Dupuy, que les fue concedido, y les empeñó su palabra de honor, que si lo dejaban salir calmaría la efervescencia de la guardia y del populacho. Salió en efecto, mas en vez de apaciguar los espíritus difundió la alarma, y excitó al pueblo a vengar los insultos que había recibido de los godos, nombre con que se designaba a los realistas. Dupuy entonces volvió a entrar en la habitación con algunos soldados y gente armada, y el brigadier Ordóñez, el coronel Morgado y seis oficiales más fueron asesinados. El coronel Primo, viendo la inevitable suerte que le esperaba, se tiró un pistoletazo y se mató. Todos los españoles que se encontraron por las calles fueron pasados a cuchillo, y muchos fueron también muertos en sus casas: han sido cincuenta los asesinatos cometidos en este fatal día, y de los oficiales españoles retenidos en San Luis sólo dos se libraron de la muerte. En recompensa de esta acción tan memorable ha sido ascendido Dupuy a coronel mayor y agraciado con la legión de mérito de Chile.
— William Bennet Stevenson, A historical and descriptive narrative of twenty years’ residence in South America: Containing the travels in Arauco, Chile, Peru, and Colombia: With an account of the revolution, its rise, progress, and results (Hurst, Robinson & Co., 1825).
Vicente Dupuy (1774-1843) "el carnicero" de San Luis, de comerciante a revolucionario ...y vuelta |
Uno de los personajes que se destacó por su brutalidad en esta matanza fue Facundo Quiroga, futuro caudillo riojano, quien en esta oportunidad utilizó como maza los grillos que llevaba puestos habiendo sido detenido previamente por protagonizar algunos desmanes entre la tropa “patriota”.
La leyenda rosa nacionalista, en parte tomando como cierto lo que la inquina personal hizo decir a Vicuña Mackenna contra Bernardo Monteagudo, culpa a este último de tal acción. Por supuesto que no va a culpar a Dupuy, protegido de San Martín. Pero lo cierto es que, años después de este hecho, el “Libertador” llamará al célebre jacobino Monteagudo a su lado en Lima.
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