"Si la historia la escriben los que ganan, quiere decir que hay otra historia, la verdadera historia."

domingo, 29 de septiembre de 2013

Motivaciones reales de la Revolución de Mayo (Virrey Cisneros)

Es cosa bien sabida que, para sostener su "leyenda rosa", el revisionismo nacionalista provee citas con beneficio de inventario.

Entre los documentos sistemáticamente silenciados, se incluye el que es, tal vez, el documento más importante acerca de la Revolución de Mayo: la deposición del Virrey de Buenos Aires, don Baltasar Hidalgo de Cisneros, y de los Ministros Togados de la Real Audiencia de la misma capital (los oidores Francisco Tomás de Anzoátegui, Manuel Sebastián de Velasco y Manuel José de Reyes, y los fiscales Manuel Genaro de Villota y Antonio Caspe y Rodríguez).

En la tarde del 22 de junio de 1810, a casi un mes de iniciados los sucesos que desencadenarían la Independencia bonaerense, el Virrey y los Ministros fueron citados por la Junta revolucionaria en la Real Fortaleza. Allí son intimados a embarcarse con destino a la España peninsular en plazo perenterio a bordo de la balandra británica HMS Dart estacionada en el Puerto de Buenos Aires, prohibiéndoseles hacer escala en Montevideo o cualquier otro puerto americano.

A su llegada a Canarias a fines de agosto de aquel año, Cisneros y los auditores expulsados por los revolucionarios hacen su deposición. Son 28 folios que se encuentran en la Biblioteca y Archivo de la Ciudad de Santa Cruz de Tenerife, caja 57.

A continuación, copiamos algunos fragmentos (arreglando un poco la grafía original para facilitar la lectura) de dicho expediente que, claramente, destruyen la argumentación del revisionismo nacionalista.
"...El Cabildo procedió al nombramiento de Vocales de esta Junta que quedó formada y reconocida en el día 24 de Mayo: pero no contentos los facciosos con que yo quedase de Jefe, pues sus ideas eran terminantes a otros reprobados intentos, procedieron revolucionariamente contra aquella resolución [del Cabildo], nombrando nueve personas de su facción que carecen las más de todo concepto y confianza pública [por haber participado de la fuga de Beresford, la revolución de 1809, etc.], y quedé separado absolutamente del mando, aunque con las distinciones y honores proprios de mi empleo y graduación."
"Las providencias que empezó a adoptar la nueva Junta manifestaban muy bien sus ideas, pues fue una de ellas la de desarmar a los Europeos [excepto a los británicos, de más está decirlo]; mas no me hubiera prevenido en contra, si no hubiese visto otras demostraciones más categóricas, cuales fueron la resistencia a reconocer el supremo Gobierno de Regencia, la impugnación que en sus papeles públicos hacían a la legitimidad del nuevo Gobierno, el empeño de llevar adelante la convocación de un Congreso general del Virreynato en ocasión de estar llamados a las Cortes los Diputados de las ciudades de América, la expulsión de los oficiales de la Marina Real, y el propalar abiertamente los de su partido que contaban con la protección de la Inglaterra para sostener su independencia."
"La Ciudad de Montevideo se decidió abiertamente contra estas ideas, y lo mismo practicó la de Córdoba: únicas principales de que se tenía noticia al tiempo de mi salida: La primera reconoció y juró el nuevo Gobierno de Regencia; y el Tribunal de la Real Audiencia excitó a la Junta para que igualmente procediese la Capital de Buenos Ayres [del virreinato] al expresado reconocimiento con el fin de conservar la unión y dependencia de aquellos Dominios con las Provincias de la Nación que están libres de la Tiranía francesa, evitar la división en asunto tan importante, y calmar los ánimos de los Europeos recelosos e inquietos por las señales que advertían en la Junta y tropas que seguían su causa, de abandonar la de la Nación, y dirigirse separadamente a un sistema de independencia bajo apariencias y simulaciones difíciles de conciliar con sus obras."

¿Son necesarias mayores pruebas?

Don Baltasar Hidalgo de Cisneros y de la Torre (1758-1829), Teniente General de la Real Armada Española, Cruz de Caballero de la Real y Muy Distinguida Orden de Carlos III, Gentilhombre de Cámara de Su Majestad.


sábado, 7 de septiembre de 2013

¿Libertadores?


«Los negros y los mulatos son una canalla que tienen tanto de cobarde como de sanguinaria... Solo me consuela saber que vienen oficiales blancos...»

Carta de Manuel Belgrano a José de San Martín

Los próceres del bronce: Belgrano y San Martín


jueves, 20 de junio de 2013

El mito de la bandera y la Virgen de Luján

En sus intentos por crearse una "revolución católica y tradicionalista", los nacionalistas y revisionistas llegan a propagar mitos descabellados.

Uno de ellos es el que dice que el traidor y perjuro Manuel Belgrano se inspiró en el manto de la imagen de la Virgen de Luján.

El problema es que el manto celeste y blanco... es de 1904. Sí, al que sorprendentemente se le agregó el gorro frigio, el saludo de manos masónico y el sol del 'Gran Arquitecto'.

Anteriormente, el manto era azul con estrellas doradas y la túnica de la Virgen en rosado.

Imagen original de la Virgen de Luján antes de que se la rodeara de una campana de plata y se la vistiera de celeste y blanco


Cualquiera que haya visitado el Museo de Luján lo sabría. Pero los nacionalistas hacen política, no historia.





jueves, 13 de diciembre de 2012

DE REINO HISPANICO A COLONIA BRITANICA I: ¿Refugiados o “quintacolumnistas”?




En 1810 se habían censado 126 británicos en el Río de la Plata, incluyendo, entre ellos, algunos de los venidos en las Invasiones Inglesas y que, por diversos, no habían querido abandonar el país. Una década y media después, los británicos serían varios miles —3500 súbditos de Su Majestad, en 1824, según el British Packet del Sr. Love—.

Ya a mediados del siglo XVIII, España había abierto América a refugiados católicos angloparlantes, principalmente irlandeses. Antes de esas fechas los hubo pero, en general, en pequeño número. Sin embargo, el apoyo hispano-francés a las pretensiones del jacobitismo se convirtió, tras el fracaso de 1745, en un importante flujo de refugiados religiosos y políticos, junto a los cuales vinieron también algunos pillos que aprovechaban la oportunidad (no vamos a extendernos, pero es bastante bien conocido que las primeras logias masónicas regulares que abrieron en el Continente, lo hicieron de la mano de estos “refugiados” irlandeses, escoceses e ingleses).

En Buenos Aires, recaló el supuesto segundón de Lord Dalmouth, Paul William Thompson. Aquí abrió una casa de comercio apenas arribado y ya en 1764 se aseguraba una carta de ciudadanía española que le permitía sumarse al “monopolio”, al mismo tiempo que mantenía vínculos con casas de comercio de Londres, Dublín o Glasgow, convirtiéndose en puerta de entrada de los productos británicos en la América del Sur.

Tan rápido hizo fortuna este Thompson que, muy poco después, estuvo en condiciones de contraer matrimonio con la linajuda doña Tiburcia López y Cárdenas. Y con ella tuvo a Martín Jacobo Thompson —que será Coronel “patriota” y embajador ante el gobierno de los Estados Unidos, pero tal vez más conocido por un hecho que relataremos más adelante—. En 1804 este Martín desposó a María Sánchez. Pero, antes, refiere la tradición que el padre de ésta no le permitía casarse con un hereje y que tuvo que disfrazarse de aguatero para poder ingresar en casa de los Sánchez Velasco. Como se ve, el “catolicismo” que Pablo Guillermo Thompson había declarado para lograr la ciudadanía española no era creído por los vecinos porteños.

Otro de los refugiados que arribó a estas costas fue Miguel O’Gorman, aunque su derrotero tuvo escalas. El caso es que arribó en 1777 en calidad de cirujano de la expedición de don Pedro de Ceballos y Cortés, futuro virrey del Río de la Plata. Por Real Orden debió quedarse en Buenos Aires para reorganizar el hospital, por lo que es considerado como uno de los fundadores de la Medicina en la Argentina. Abrió su práctica aquí y ejerció hasta poco antes de morir. Alto y distinguido, es quizá más conocido como abuelo de la famosa Camila O’Gorman y Ximenes. Hermano de ella fue el canónigo Eduardo, rector que fue de San Nicolás de Bari y alto funcionario de la iglesia (cismática) bonaerense.

El joven comerciante inglés John Miller arribaría a estas costas con el nuevo siglo. Casado con la dama española María Balbastro, estaba vinculado entonces con Carlos María de Alvear —oficial español, de la Logia Lautaro, futuro general “patriota” y director supremo—. Su hija Margarita Balbastro y Miller sería desposada años después por John W. Parish, hijo de Sir Woodbine a quien ya nos referimos, agente británico, empresario del ferrocarril y admirado de Domingo Faustino Sarmiento. “Don Juan Miller” comprará tierras y se convertirá en un insigne estanciero en la zona de Cañuelas, introductor en el país de la raza Shorthorn o Durham, que fue conocida localmente como Tarquino, por el nombre del primer toro de esa raza, propiedad de los Miller. Al morir en 1843, sus restos serán inhumados en el antiguo cementerio de Disidentes.

“Don Juan” trajo también a estas pampas a su hermano Andrew. En 1827, “don Andrés” casará con Julia Canning, sobrina del Almirante Brown y pariente del primer ministro británico. Andrés Miller, además de la actividad ganadera, fue propietario de un almacén con los Robinson y un saladero en Barracas en sociedad con el Tte. Cnel. Mariano de Escalada, cuñado del “Libertador” y “héroe” de la independencia.

Por la misma época en que llegó Miller, arribó a Montevideo el inglés Robert Billinghurst. Recordados son sus hijos Guillermo (gran empresario del salitre en Arica y padre del presidente peruano del mismo nombre) y Mariano (empresario de lanas, tranvías y ferrocarriles), y su nieto Lisandro (ganador del “millón” de 1902). Al estallar la Revolución de Mayo, abrazó la causa “patriota”. Fue interlocutor entre la flotilla británica del Río de la Plata y las fuerzas revolucionarias que sitiaban la capital de la Banda Oriental que, aún, se mantenía fiel al Rey. Casó con Francisca Agrelo, hermana de los “próceres” Pedro y Marcos.

Por sus servicios, en noviembre de 1811 el Cabildo le concedió la ciudadanía argentina, siendo la segunda concedida a un inglés (el primero fue el agente Paroissien, a quien ya nos referimos). Fue, posteriormente, lugarteniente de Brown a quien admiraba y en más de una ocasión transportó en sus barcazas por el Río de la Plata. Tenía grandes propiedades a ambos lados del Río de la Plata y, a pesar de haberse “agauchado” según dicen, prohibía el castellano a sus hijos en la intimidad de su casa.

También a comienzos del siglo XIX, vemos a otros ingleses residentes en Buenos Aires. Agustín (Augustine) Wright llegará a firmar como “alcalde de barrio” en el cabildo abierto del 22 de mayo de 1810. Santiago (James) Spencer Wilde, pariente y corresponsal de John Mill, el filósofo y padre de John Stuart Mill. Fue contador de cálculo entre 1821 y 1834 —es decir, entre los gobiernos de Rivadavia y Rosas, inclusive—, a cargo de la gestión de la ingente deuda externa con intereses británicos.

“Don Santiago”, que era vocal de la Comisión de Hacienda, presentó un proyecto de telégrafos, para unir la Fortaleza con las guardias de fronteras. Fue padre de José Antonio Wilde, el autor del conocido Buenos Aires setenta años atrás.

Santiago invitó a venir a su hermano Wellesley Wilde, que aquí adoptó el nombre de pila de Diego y fue “guerrero de la independencia” y coronel en Bolivia. Siendo teniente, desposó a Visitación García, hermana de Fortunata —la que, en Tucumán, ocultó la cabeza del “mártir de Metán” (Marco Avellaneda) para que los hombres de Oribe no pudiesen hallarla—. Éste fue padre de Eduardo Wilde, célebre médico, escritor, pedagogo y político laicista argentino.

Negocios y liberalismo parecen ser el denominador común de todos estos personajes.

"The Great Province of Rio de la Plata"
(La Gran Provincia del Río de la Plata)
de la 4ª edición del libro de mapas de Herman Moll,
 The Compleat Geographer (Londres: 1723)


[Continuará]

jueves, 6 de diciembre de 2012

La masonería y las revoluciones americanas


Compartimos con nuestros lectores el siguiente documental del canal History Latinoamérica. Más allá de ciertos reparos, creemos que es interesante para introducirnos en el tema. 

Advertencia: Tener en cuenta que es la mirada desde el enemigo de la Iglesia y las Españas.


Para los sostenedores del mito nacionalista-católico, todo esto serán "mentiras", pues --claro-- ellos viven de la teoría conspirativa de la conspiración.