Decreto del 27 de febrero de 1837, dado en la Ciudad de Buenos Aires por el gobernador de la Provincia de Buenos Aires y encargado de las relaciones exteriores de la Confederación Argentina Brigadier General Juan Manuel de Rosas.
Art. 1º. Ninguna persona ni autoridad, civil o eclesiástica, de esta Provincia podrá reconocer con valor alguno legal o canónico, ni menos prestar obediencia ni cumplimiento, o hacer valer en manera alguna ninguna bula, breve o rescripto pontificio, ninguna otra clase de documento que se haya recibido en esta Provincia o en cualquier otra parte del territorio de la República desde el 25 de mayo de 1810, y aparezca emanada mediata o inmediatamente de Su Santidad el Romano Pontífice... sin que tenga el pase o exequatur de la autoridad encargada de las relaciones exteriores de la República.Art. 2º. Consiguiente a lo que se ordena en el artículo anterior, ninguna persona o autoridad eclesiástica de esta Provincia podrá reconocer ni hacer valer como verdadera y legítima ninguna clase de nombramiento, creación, erección o institución que se haya hecho, o pretenda hacer en esta Provincia o en cualquiera parte del territorio de la República, o en algunos de sus habitantes a virtud o en consecuencia de alguna bula, breve o rescripto pontificio... mientras la expresada bula... no tenga el pase o exequatur de la autoridad encargada de las relaciones exteriores de la República. Debiéndose tenerse entendido que esta prohibición se extiende a las instituciones de Obispos in partibus infidelium que no se hallen consagrados y pretendan serlo en esta Provincia.
Muy bien. Rosas no solamente no fue tradicionalista católico, sino que tampoco fue anti-británico como postula a los cuatro vientos el revisionismo bananero.
ResponderBorrarY cuál vendría a ser la incompatibilidad entre este decreto y el catolicismo? Acaso las coronas europeas católicas no fueron todas regalistas,?todas, sin excepción, empezando por la borbónica, por supuesto
ResponderBorrarOiga don Dick.
BorrarLa diferencia fundamental es que las monarquías recibieron el patronato como ofrecimiento de la Santa Sede. Ni Rosas ni la Junta revolucionaria de 1810 lo hicieron.
Hasta 1966, todos los católicos argentinos lucharon contra el ejercicio del patronato regio por parte de los presidentes argentinos. Lo hicieron contra Roca, lo hicieron contra Alvear y lo hicieron contra Perón.
Estimados, me parece que les falta profundizar un poco más en la historia de la Iglesia. El Patronato no es lo mismo que el Regalismo, ni que el Galicanismo. Creo que deberían profundizar un poco más en estos aspectos. Considerar que Rosas no es católico por este decreto -por este decreto estoy diciendo, no me estoy metiendo en otros asuntos más complejos- es como considerar que tampoco lo fueron la inmensa mayoría de todos los monarcas europeos, durante varios siglos. Algo insostenible, lógicamente.
ResponderBorrarNo sé por qué nos parece que también Ud. tiene que profundizar algunos conceptos fundamentales. Por mucho menos de lo que hizo Rosas, reyes y emperadores fueron excomulgados y depuestos. Los monarcas europeos a los que Ud. se refiere recibieron este derecho del Romano Pontífice, derecho que Rosas nunca recibió de nadie.
BorrarPor supuesto que cuando ponemos en duda la catolicidad de Rosas lo hacemos en sentido que le da cierto nacionalismo católico. No pretendemos juzgar su fuero íntimo. No pretenda hacerse el vivo.
Y eso de que hasta 1966 todos los católicos lucharon en contra del Patronato también es un error por desinformación. Los católicos argentinos se plegaron en masa a esta causa sólo hacia fines del S. XIX, cuando desde la Sede Romana se afirmó esta prerrogativa de manera aboluta, como consecuencia del proceso de concentración papal luego del Vaticano I. Pero años antes, el asunto era discutido a nivel doctrinal entre católicos todos perfectamente ortodoxos.
ResponderBorrarSu error es mayúsculo. Es curioso cómo los nacionalistas católicos, al final de cuenta terminan siendo más nacionalistas que católicos.
BorrarAparentemente Ud. jamás se enteró de la cuestión de la bula In Coena Domini, que era promulgada periódicamente por los Romanos Pontífices. Lo hicieron Adriano VI, Paulo III, Julio III, Paulo IV, San Pío V, Gregorio XIII y todos sus sucesores hasta el siglo XVIII. Allí se censuraba la intromisión de los príncipes y los tribunales seculares en cuestiones canónicas, condenándose explícitamente el patronato regio y el exequatur.
El célebre dominico y tomista Matías Gómez Zamora dice expresamente que "Si es censurable la institución de una Agencia de Preces oficial, obligatoria y única, más abusiva fué y es la teoría del Placet y Regium exequatur, Pase Regio, como derecho propio y nativo de la potestad civil de intervenir en todos los actos del Sumo Pontífice relacionados con los súbditos españoles."
Bien, tenemos una discrepancia entonces. Durante siglos se consideró en la Cristiandad un derecho perfectamente legítimo del poder Temporal el derecho de Exequatur y en general, de mediar las disposiciones disciplinarias de la Santa Sede (no las doctrinales). Esto es un hecho comprabado en la historia de la Iglesia (por ej., los decretos del Concilio de Trento). Además, es claro que la discusión canónica de aquella época pasaba por determinar si el Patronato había sido heredado o no. En fin, insisto en que no me parece una causa para atacar el catolicismo de Rosas este tema del exequator y los nombramientos episcopales.
ResponderBorrarUn cordial saludo.
¿"Los decretos del Concilio de Trento"? ¿cuáles, por ejemplo?
BorrarGrandes católicos argentinos lucharon contra estas medidas regalistas que impulsó la Junta revolucionaria de 1810 y Rivadavia llevó al extremo. En la generación del '90, Estrada, Goyena, Lamarca, Achával Rodríguez. En el s. XX, Casares, Dell'Oro Maini, Lafuente, etc. Recién con la firma del Concordato en 1966 se solucionó.
Si la Iglesia argentina toleró en algunos momentos esa "mediación" que Ud. dice (y que en el caso de Rosas, como se desprende del decreto arriba transcripto, era más una censura), nunca jamás renunció a esta lucha, que esporádicamente salió a luz como en 1824, en 1843, en 1875, en 1884, en 1916 y en 1954/55.
Raro que un "nacionalista católico" reivindique a Rivadavia.